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Haciéndote responsable de tu vida Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”. El hombre contestó: “Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.” – “¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? - le preguntó Dios - ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer? Él respondió: “La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.” (Génesis 3:9-12) Cuántas veces nos decimos: “¿Por qué hice esto?, ¿Por qué dije aquello?” Muchas veces queremos tener una máquina del tiempo para retroceder y cambiar nuestro pasado, tal vez porque ahora estamos pagando las consecuencias de haber hecho algo malo, o de haber tomado una mala decision. Es muy fácil culpar a otros, es muy fácil culpar a tus padres porque tu vida no ha sido como esperabas, es fácil culpar a tu profesor porque desaprobaste un curso, a tu jefe porque no aprecia tu talento, a tu pareja porque no te comprende. Sin embargo, esta conducta no cambia nada, solo eludimos nuestra responsabilidad. Recuerda que Dios nos da libre albedrío y siempre podemos decidir qué hacer y qué no hacer. Tenemos una vida hermosa, Dios nos da promesas maravillosas para nuestra vida, lo tenemos todo, pero a veces nos encanta voltear a donde está la serpiente, donde está el Diablo. Luego, nos equivocamos y le echamos la culpa a los demás. ¿Cómo podemos ser libres de la culpa? Asumiendo la responsabilidad de nuestra vida, aprendiendo a afrontar las consecuencias de nuestras acciones, de nuestras malas decisiones. La responsabilidad es la habilidad para afrontar las consecuencias de tus actos. Ser responsables ciertamente cuesta, pero vale la pena. Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió. (Génesis 3:21) Cuán grande es el amor de Dios en nuestras vidas, que por más que nos equivocamos, y por más que seguimos cometiendo errores, Dios está con nosotros, Dios es así, esa es su naturaleza, el nos cubre, nos abraza y nos coloca a buen cuidado. Pero eso sí, esto no significa que vamos a seguir siendo irresponsables. Entonces, ¿qué hacemos? Empieza siendo responsable. Por ejemplo, si quisiera que el amor de tu vida llegue pronto, deberías empezar a cambiar tus malos hábitos. Esa persona que Dios tiene para ti no tiene la culpa de tu situación actual. En resumen, puedes elegir dos cosas: Vivir bajo la culpa, o ser una persona responsable. Después de todo, Dios siempre está contigo. Dios quiere estar contigo en todo tiempo, cuando te va bien y cuando te va mal, cuando estas agobiado y cuando estas feliz. Dios nos sostiene. 
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